Asbesto en el subte: La Tragedia Silenciosa que Sigue Cobrando Vidas
Solución de segunda mano: trenes infectados
Seis horas de trabajo, en la oscuridad y la humedad de los túneles subterráneos de Buenos Aires. Cientos de ciudadanos entran y salen durante todo el día, los vagones chillan contra los rieles generando un ruido estruendoso, sin embargo, la rutina ha logrado que dejen de notarlo. Llevan décadas respirando el aire espeso de los túneles y talleres, un aire que, aunque algunos no lo saben, guarda un enemigo invisible: las microscópicas fibras de asbesto. Una vez inhaladas, estas fibras se alojan en los pulmones y otras membranas, provocando graves enfermedades respiratorias y cánceres, a menudo décadas después de la exposición. "Actualmente, ya hay cuatro trabajadores fallecidos a causa de este material y más de cien compañeros se encuentran afectados".
Los trabajadores del Subte, incluyendo conductores, guardas, operarios de taller, boleteros, personal de limpieza y mantenimiento, están expuestos al asbesto en su día a día a través del material rodante, por ejemplo con el uso los Trenes Mitsubishi y CAF 6000, gran parte de la flota de trenes que han circulado o aún circulan en líneas como la B, C, E, y en menor medida en otras, fueron adquiridos de segunda mano y contienen asbesto en sus componentes. La manipulación en talleres es la actividad que más exposición presenta, ya que al realizar tareas de mantenimiento, reparación o desmantelamiento de coches antiguos las fibras de asbesto se dispersan en el aire, siendo inhaladas. También, el asbesto se encuentra en instalaciones fijas donde no solo trabajadores del subterráneo pasan horas de su día, sino también donde los usuarios de la ciudad que lo utilizan y pueden llegar a exponerse a este material en lugares como las estaciones y túneles o las subestaciones eléctricas y talleres. Actualmente hay 107 trabajadores afectados y 4 fallecidos.
Llamada cancerígena: la destrucción progresiva de los pulmones
Las principales enfermedades causadas por la inhalación de fibras de asbesto comienzan con la asbestosis, una enfermedad pulmonar crónica, no cancerosa, caracterizada por la fibrosis o cicatrización progresiva del tejido pulmonar, las fibras inhaladas causan inflamación y acumulación de tejido cicatricial en los pulmones, lo que los vuelve rígidos y dificulta su expansión y contracción. Esto provoca a los trabajadores dificultad para respirar , tos seca persistente, dolor o presión en el pecho, y ruidos crepitantes en los pulmones al inhalar. El asbesto también provoca cáncer de pulmón, las fibras de asbesto dañan el ADN de las células pulmonares, lo que puede conducir a un crecimiento celular descontrolado. Se trata de una enfermedad oncológica que deteriora la salud de la persona afectada paulatinamente. El mesotelioma, es un cáncer muy raro, extremadamente agresivo y casi exclusivamente causado por la exposición al asbesto. Afecta las membranas delgadas que recubren los pulmones, el abdomen o, con menos frecuencia, el corazón, como también pueden desarrollarse otros tipos de cánceres. "Una de las cosas que sí vimos es que los compañeros tardan en procesar la información aproximadamente un año y después se enojan; colectivamente todavía nos está costando que lo internalicen, ya que el trabajo con el mineral está demasiado naturalizado y no entienden la gravedad a la que se exponen".
Los trenes Mitsubishi (series 300, 500 y 900) comenzaron a llegar a Buenos Aires a partir de 1995, destinados a la Línea B. Fueron adquiridos de segunda mano al Metro de Tokio, Japón. En aquel momento, la flota de la Línea B era muy pequeña, y la compra de estos trenes usados se presentó como una solución rápida y económicamente viable para modernizar el servicio. Sin embargo, estos trenes, fabricados entre 1954 y 1965, contenían asbesto en diversos componentes esenciales. La segunda gran oleada de trenes con asbesto llegó con la adquisición de los CAF Serie 6000 del Metro de Madrid, a partir de marzo de 2014, también para la Línea B. Esta compra se realizó con el objetivo de reemplazar definitivamente a los antiguos Mitsubishi y mejorar la capacidad de la línea. Al igual que los Mitsubishi, estos trenes españoles (fabricados entre 1998 y 1999) contenían asbesto en sus componentes.
Negligencia fatal: un Estado que elige la muerte
La utilización del material no ha sido ignorada por las investigaciones científicas que se encargan de evaluar sus riesgos, y en Argentina, existen leyes que dictaminan cómo y en qué medida debe ser usado y tratado el material. La piedra angular de la prohibición del asbesto en Argentina es la Resolución N° 823/2001 del Ministerio de Salud de la Nación, sancionada el 26 de julio de 2001 y publicada en el Boletín Oficial el 31 de julio del mismo año. Esta resolución fue un hito crucial que estableció que a partir del 1° de enero de 2003, se prohíbe de forma explícita la producción, importación, comercialización y uso de fibras de asbesto de la variedad Crisotilo (variedad de asbesto) y de todos los productos que las contengan, en todo el territorio nacional. Otras normativas complementarias incluyen: Resolución N° 577/1991 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, esta es una normativa clave en materia de seguridad e higiene laboral. Establece las normas para el uso, manipuleo y disposición del amianto y sus desechos en el ámbito laboral. Y la Ley Nacional N° 23.992 (Convenio de Basilea) sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación. El asbesto está incluido en este convenio como residuo peligroso, lo que implica normativas específicas para su transporte, tratamiento y disposición final.
El proceso de remoción de asbesto planificado y estructurado por la agrupación gremial de trabajadores de subte y premetro integra siete pasos estrictos para la correcta desasbestización. En primera instancia, se debe realizar una evaluación de riesgo y capacitar al personal, luego, delimitar y sellar herméticamente el área de trabajo. En tercer lugar, utilizar ropa de protección descartable y respiradores con filtro de aire HEPA, para después humedecer los materiales que vayan a ser tratados y evitar que el asbesto se disperse. Se deben utilizar materiales manuales para no generar polvo y todo residuo es colocado en bolsas dobles etiquetadas como "residuo peligroso". Finalmente se envía en transportes habilitados a un centro de residuos autorizado.
Luchar por la vida: la lucha sindical se tiñe de luto
Desde hace años, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), han denunciado la situación y han impulsado medidas de fuerza ante la falta de un plan integral y expedito. "Para ellos todos los trabajadores son de segunda, nunca hay registro de la necesidad, lo único que piensan es en el negocio y lo que sea más rentable". Sus reclamos apuntan a que el proceso de remoción de asbesto avanza a paso extremadamente lento. Con una red tan extensa y con la cantidad de material contaminado, el tiempo estimado para una desertización total se prolonga por décadas al ritmo actual. También denuncian Falta de Transparencia y Auditoría Externa, se trata de la ausencia de una auditoría externa independiente y permanente que certifique la correcta aplicación de los protocolos de seguridad. La insuficiencia en el reemplazo de las flotas resulta frustrante, si bien se han incorporado nuevas unidades, el recambio de trenes contaminados ha sido gradual y no siempre ha logrado cubrir las necesidades operativas y de seguridad con la celeridad requerida. Otra denuncia, hace hincapié a que el protocolo no es llevado a cabo como debería, en ocasiones, se han denunciado fallas en la aplicación de los protocolos de seguridad durante las tareas de remoción, como la falta de equipos de protección personal adecuados o la manipulación incorrecta del material, lo que aumenta el riesgo de dispersión de fibras. Y finalmente, pese a las evidencias y los fallos judiciales, el reconocimiento pleno de la enfermedad profesional para todos los trabajadores afectados y un seguimiento médico integral y vitalicio no siempre son automáticos, lo que agrega una carga adicional a quienes ya padecen los efectos del asbesto. "Los compañeros se dieron cuenta muy tarde de que los tendrían que haber protegido desde 1979, tenemos registros que desde esos años la empresa sabía que había asbesto y los problemas que podía causar."
En el marco de esta investigación, se trató de contactar con todas las entidades necesarias para darle lugar al debate y reconocimiento del peligro que este material significa para los trabajadores de subte y premetro. El sindicato AGTSYP es la asociación más comprometida con la causa, y la que lleva a cabo todas las iniciativas legales, y procedimientos de remoción. El Gobierno de la Ciudad, a pesar de estar informado sobre la temática, no colabora con las medidas y tampoco organiza ningún tipo de plan o estrategia de mejora para el sector. El cuerpo médico del Hospital Británico es el que se encarga de la llamada vigilancia médica, al cuidado de todos los trabajadores afectados y de mantención de un seguimiento riguroso para detectar nuevos afectados. "Incorporamos al programa que no solo el que trabaja con asbesto sea controlado, sino todos los empleados que están expuestos y actualmente son 2175, 2750 incorporando a los jubilados". Las entidades SBASE, Metrovías y EMOVA, no colaboraron en la investigación y evitaron brindar cualquier tipo de información a nuestro sitio.